sábado, 23 de noviembre de 2013

Quinto año. Literatura argentina

Pos- vanguardia: Voces femeninas en la literatura

Luego de las vanguardias que en nuestro país se reflejo en los grupos de Boedo y Florida, de los cuales se destacan Jorge Luis Borges y Roberto Art, se desarrolló una literatura en la cual las mujeres tuvieron un rol destacado.
Para las mujeres no fue fácil conquistar los espacios literarios, pero fue Alfonsina Storni una de las primeras escritoras que se atrevió a incursionar en el mundo de las letras, ganándose el respeto de muchos escritores.  En muchos de sus poemas, el tema central es la mujer. Sus obras estuvieron influenciadas por el Romanticismo (por sus temáticas) y el Postmodernismo (por el uso de abundantes de imágenes y símbolos). Escribió sonetos pero también versos libres.
Es en esta década del ´40 en medio de la Segunda Guerra Mundo en el que la desolación, la melancolía y el pesimismo eran sentimientos que reinaban en la literatura. La muerte, la soledad y la infancia fueron  temas recurrentes en las obras de Alejandra Pizarnik y Olga Orosco. Ambas fueron colaboradoras de la revista Sur dirigida por Victoria Ocampo. Dicha publicación aparece por primera vez en 1931   y en sus páginas publicaron Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Ernesto Sábato y Julio Cortázar, entre otros. Uno de los objetivos editoriales de esta revista era la publicación de ensayos sobre temas vinculados con lo argentino, aunque se le criticó su postura europeísta y liberal que privilegiaba la traducción de autores europeos, y una estética vinculada con el grupo de Florida.
En esta revista publicó en 1937 Silvina Ocampo su obra “Viaje olvidado” con el que logra el reconocimiento de sus pares. La narradora otorga a los objetos un especial relieve en sus cuentos, además presenta la adolescencia y la infancia atravesadas por la crueldad.

Realismo y existencialismo: la literatura de los años 50

El triunfo del peronismo en la Argentina significó el comienzo de una nueva generación en las cuales surgen nuevas corrientes literarias como el costumbrismo humanista, la novela de la tierra, el realismo proletario o el realismo crítico.
Lo que caracterizó a los escritores de esta generación (David Viñas, Beatriz Guido, Marta Lynch, Andrés Rivera, Antonio Di Benedetto, Harold Conti, Rodolfo Walsh, Germán Rozenmacher y Julio Cortázar) fue  la necesidad de volcar la experiencia histórica en la literatura, con un intento de captar la realidad a partir de una interpretación social.
Es en esto años 50 que se publica la revista Contorno iniciativa de  un grupo de intelectuales de la UBA (Oscar Masotti, Carlos Coreas, Juan José Sebreli, Ismael y David Viñas y Noé Jitrik) cuyo mayor legado fue construir una historia de la literatura nacional y publicar autores nacionales y extranjeros reconocidos.
La realidad política atravesó a la literatura de esa época, lo que se evidencia en obras como “Cabecita negra” de Germán Rozenmacher y “Casa tomada” de Julio Cortázar donde la oposición civilización- barbarie (peronistas- antiperonistas) se aprecia directa o indirectamente. (Leer las actividades en carpeta).

Hechos políticos y denuncia: Relato testimonial

A mediados del siglo XX, surge el relato testimonial el cual parte de hechos reales, pero cuya narración utiliza procedimientos propios del relato de ficción; por lo que se  ubica en una zona intermedia entre la literatura y el periodismo. Un representante de este género de Rodolfo Walsh creador de “¿Quién mató a Rosendo?” (ver actividades de carpeta) Y “Operación masacre” que narra el fusilamiento de un grupo de civiles en 1956.
A diferencia de la crónica periodística el relato testimonial no se vincula en forma inmediata a los hechos, al día a día de la investigación. Tampoco los hechos se narran siguiendo una línea cronológica, pues en ocasiones la narración vuelve atrás en el tiempo.
Por otro lado, los relatos testimoniales son más extensos que los periodísticos detallando momentos claves de la historia o personajes. A diferencia de la crónica periodística las personas no son testigo de los hechos sino personajes.
Al mismo tiempo, las características que acerca el relato testimonial al género policial es el modo de presentación de los personajes, la organización de los acontecimientos y que el narrador sea el investigador de los hechos.
La función que cumplen los paratextos en esos relatos testimoniales es que permite al lector conocer que los hechos narrados son verdaderos, un ejemplo de esto es “Noticia preliminar” con el que inicia ¿Quién mató a Rosendo?

Memoria y censura: La novela histórica

La novela histórica cuenta un hecho verídico, es decir, hace referencia a un hecho ocurrido efectivamente y que la historia ha documentado. La diferencia con el relato testimonial es que no denuncia un hecho, la novela es ficción, es decir, que posee componentes imaginarios.  Por lo antes expuesto muchos cuestionan el término de novela histórica y dicen que debería usarse sólo el término novela porque su objetivo no es mostrar la verdad histórica.
Un escritor de novela histórica es Andrés Rivera quien escribe “La revolución es un sueño eterno” (ver actividad de clase). Se dice que este escritor se aleja del realismo porque no es objetivo, no narra en pretérito y presenta los personajes históricos en su vida privada.
La novela histórica y el relato testimonial se desarrollan desde la década del ´70. La dictadura militar de 1976 que tomó el poder en nuestro país  impuso la censura y el olvido; es por eso que los artistas se vieron obligados a adoptar nuevas formas de expresión, por ejemplo en la literatura se recurre a la metáfora y el doble sentido para burlar las prohibiciones.
Es en este contexto que tuvo un papel importante la revista Punto de vista dirigida por Beatriz Sarlo que circulaba por el público universitario. Por medio de sus páginas se denunciaba valientemente la realidad social, con temas muy diversos como enfermedades mentales o los pueblos aborígenes en EEUU que funcionaban como pretextos para reflexionar sobre la marginación que sufrían algunos argentinos.
La narrativa escrita durante la dictadura intentó expresar desde la metáfora o alegoría la condena al régimen  desde la posición de marginalidad y/o exilio de muchos escritores.

Las novelas de Juan José Saer, Luis Gusmán, Alicia Barberis (escritora de Cruzar la noche, próxima novela para leer), Martín Kohan y Héctor Tizón sin ser totalmente novelas históricas ni relatos testimoniales, se construyen como ficciones que intentan recuperar la memoria social e histórica. En ellas se cruzan la representación narrativa propia de la ficción con la representación de la novela histórica y el relato testimonial.

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